No acertaban las palabras
ni las manos a contar
los besos y las caricias
que te podría entregar
nunca fueron suficientes
en nuestra forma de amar
la devoción por derecho
nunca fue algo secreto
en el altar de tu lecho.
Vestidos con luz de luna
dos cuerpos en comunión
fundidos por fuego frío
los ojos descubren runas
forjadas en duro acero
devociones fervorosas
preludian pequeñas muertes
festoneadas de seda.
Muy bonito
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