Tenía seis o siete años, la despreocupada ignorancia de los que en aquel
entonces eran pobres pero honrados.
Su educación se limitaba al respeto a
los demás y a los primeros trabajos que ya hacía tiempo realizaba. Lo demás,
leer, escribir, por ejemplo, eran solo un cuento imposible reservado a los
señoritos, pero no había ni tiempo ni ganas para la envidia, las cosas eran como
eran y punto, como no se conocía otra cosa tampoco es que la echaran en falta y
no se quejaban de nada.
Si hacia frío se pasaba frío, calor pues calor, si la
comida era mala o no había tocaba pasar hambre. Cuando te ponías enfermo o te
curabas o te morías y punto. Eso estaba claro ya se le habían muerto. Pero a
todos sus conocidos les pasaba lo mismo. No se estaba entonces todo el tiempo
lloriqueando, sé aguantaba uno y trabajaba, y si tenía tiempo se divertían y
jugaban. Eran niños duros en tiempos aun más duros, niños en la autentica
esencia de la palabra, cuando podían jugaban y se permitían por unos instantes
sentirse especiales o simplemente uno más.
El problema surgió porque su mundo, limitado por su pueblo y poco mas, había cambiado, algo de unas esperanzas
perdidas y una guerra también perdida, algo de la traición de los de siempre. Esto debía ser por lo que últimamente se pasaba más hambre y todos estaban de
mas mal humor. Muchos de sus conocidos jóvenes apenas unos años mayores,
hermanos, tíos, vecinos, incluso mujeres y niños habían desparecido y la verdad
era que la gente evitaba hablar de ellos, parecía como si el miedo les impidiera
hacerlo y así seria de hecho durante años.
Luego llegaron los soldados. La
gente mayor estaba asustada, los niños por el contrario estaban contentos pues
representaban una novedad, pronto tendrían motivos de arrepentirse. Con los
soldados, sin tener claro quien trajo a quien, volvieron los curas, de hecho más
curas que nunca, ahora que ya casi les habían conseguido olvidar. La verdad es
que a los curas se les tenía cierta manía siempre estaban mangoneando y
manoseando, muchos mayores pensaban igual y les decían que tuvieran cuidado con
ellos.
Los únicos contentos eran los ricos los señoritos se pasaban el día
mandado y dando discursos, amenazando con que más de uno se iba a enterar, humillado a la gente y obligándola a ir a misa con lo aburrida que era y encima
hacia buen tiempo, como para estar encerrados, pero después unos amigos faltasen
porque tenían que trabar y mandara a la guardia civil a traerlos, después que
el nuevo alcalde dijera a gritos les iban a enseñar a palos y que se iban a
repartir muchas hostias, después de ver como volvieron, la gente dejo de
protestar y fue a misa.
Lo único bueno era que el pueblo tenia por primera
vez cine y aunque antes de la película hubiera que cantar y aguantar las cosas
del calvo bajito que ahora mandaba. La película en si no estaba mal casi podía
uno pensar que las cosas mejorarían ,que feliz es la ignorancia.
Una noche
vieron a su casa y se llevaron a sus padres, algo habrán hecho, es lo único que
les dijeron .Su padre era pastor su madre solo una madre, es verdad que no era
mucho de ir a misa, pero no entendía por qué esto era tan grave. Desaparecieron
sin más nadie sabía donde les podían haber llevado pero al cuartel ninguno del
pueblo se acercaba desde la primavera eso lo sabia hasta él ,pero aun así fue
solo consiguió que le pegaran un culatazo en el estomago y le echaran entre
insultos diciéndole que aun tenia mas suerte de la que se merecían los de su
calaña.
Fueron muchos días de hambre y miedo ,noches en vela pensando en sus
padres ,pensado en porque nadie le hablaba directamente ,estaba completamente
abandonado, nadie se preocupo de llevarle ni un triste mendrugo parecían que
tuvieran miedo de contagiarse ,pero la enfermedad más peligrosa ya se había
extendido y todavía tardaría muchos años en desaparecer y aun así siempre
quedarían secuelas era la clase de mal que afecta a varias generaciones. Con
todo lo peor estaba todavía por venir.
Por fin vinieron a buscarlo a él
también, tenía miedo mi estaba medio muerto de hambre, pero pensó que a lo mejor
lo levarían con sus padres en lugar de eso lo metieron a golpes en un camión con
otros niños, los levaron lejos, los raparon y limpiaron con una manguera a
presión les pusieron una especie de uniforme y luego varios de esos que iban con
las camisa azules y las boinas rojas le dijeron que a pesar que no lo merecían,
a pesar de los de los crímenes de sus padres, a pesar que eran escoria. Como
eran jóvenes quizá con mano dura aun se les podía enseñar a obedecer a sus
superiores, aprenderían los valores nacionales y católicos de los
vencedores.
Eran huérfanos, eran los hijos de los vencidos quería que odiaran
a sus padres, pero solo les mostraron odio, habían dejado de ser niños, iba ser
imposible engañar a quien se trataba de ese modo.
Sopas claras, espesas de
humillaciones, corazones negros repartiendo negros mendrugos. La falsa piedad
husada como arma. Gloria a los vencedores, escarnio a los vencidos. Los humildes
quisieron alzar la vista con orgullo pero pagaron con sangre su delito.
Era
nada más y nada menos que el principio de el periodo más oscuro de la historia
porque habiendo visto la luz al final del túnel volvíamos otra vez a las
tinieblas.