sábado, 4 de julio de 2015

La mano invisible - Isaac Rosa


Título: La mano invisible
Autor: Isaac Rosa
Año: 2011
Editorial: Seix barral
Nº de páginas: 384
Encuadernación: Tapa blanda


No es habitual en la narrativa reciente y por eso lo advertimos: en esta novela los protagonistas trabajan. Mucho. De hecho, no hacen otra cosa. Y no precisamente de forma creativa o intelectual; no son cineastas ni investigadores ni mucho menos escritores. Algunos incluso trabajan con las manos. Y hasta sudan. Y por supuesto se cansan. Y enferman, se duelen, se aburren, se desesperan. Sienten cada mañana ese malestar común a tantos trabajadores que esperaban otra cosa del mundo laboral. En las páginas de La mano invisible encontrarán gente que pone ladrillos, monta piezas en cadena, corta carne, cose, friega, carga cajas. Pero no saben con qué fi nalidad. Sólo una cosa es segura: una mano mueve los hilos y puede convertir su jornada en una pesadilla. Mediante una historia llena de tensión y estupor, Isaac Rosa aborda uno de los grandes temas de nuestro tiempo, el mundo laboral y cómo nuestra percepción del trabajo ha ido cambiando desde dentro, desde el deterioro que sufren cada vez más trabajadores. Siempre innovador, pero preservando una voz inconfundible, Isaac Rosa abre progresivamente un punto de vista que dejará al descubierto su excepcional planteamiento y nuestro admirado asombro.




El evocador título nos transmite la acertada impresión del oscuro interés o incierto motivo que se esconde detrás del capital y su relación con la fuerza del trabajo. Nos hallamos ante un texto de hiperrealismo social, intenso e incisivo en su fuerza descriptiva. Está estructurado según los relatos y vivencias de los diversos trabajadores que confluyen en una nave industrial, ejerciendo sus oficios ante un público.

Cada trabajador nos obsequia con un monólogo interior, aislado como está en sí mismo por las cambiantes circunstancias y las continuas exigencias laborales, así como los perturbadores cambios que al parecer se les imponen arbitrariamente. La duda persistente de qué es trabajo y qué valor real tiene, es algo patente e incluso obsesivo para todos ellos y cada uno lo encara según sus propias experiencias y convicciones.

Nunca quedan esclarecidos los motivos que persiguen los empleadores, una duda que se va tornando opresiva y asfixiante, transmitiendo a trabajadores, a espectadores y a los lectores la sensación de que algo no funciona como debería. La relación laboral y los objetivos del trabajo se desvirtúan ante la fatuidad y sensación de precariedad alienante, que impregna fatalmente todo el proyecto, experimento o lo que buenamente sea lo que persiguen la mano invisible oculta tras la tramoya.

Los seres humanos que aquí se dan cita esconden realidades y tragedias, sueños rotos por la crueldad de la vida, sienten su individualidad destrozada y perdida, viéndose arrastrados al automatismo y a la frustración del día a día. En la dualidad ser humano y trabajo, nos vamos convirtiendo solamente en sombras de nosotros mismos, nunca mejor dicho, somos lo que hacemos.

Es un libro muy atento al detalle puntual siendo minucioso también a la hora de ofrecernos una visión global precisa. Consigue transmitirnos perfectamente las sensaciones, penurias y preocupaciones de cada uno de los distintos trabajos y trabajadores que encontramos en sus páginas. Asimilamos de alguna manera la forma en que lo entienden aquellos que los ejercen, unos se muestran cínicos, otros amargados, quizás aceptándolo como inevitable o ciertamente los menos tratando todavía de sacar provecho de la situación. Pero todos ellos convencidos que se les explotan, aunque sin saber exactamente quien lo hace.

Es curioso como el autor deja bien patente que se busca alienar al trabajador, explotarlo científicamente, negarle la capacidad de entender el porqué de las cosas y por supuesto, evitando aunque sea el más mínimo atisbo de colaboración, protesta o sindicalismo.

Estamos ante un libro duro, pero justo en sus apreciaciones. Imprescindible para ayudarnos a meternos en la piel de otros, entender una verdad que puede ser incomoda debido a la interesada manipulación de ciertos sectores clasistas que buscan perpetuar el poder de la casta dominante. No podemos olvidar, ni seguir ignorando que tan trabajador es un albañil como una teleoperadora o la señora de la limpieza, o el emigrante que se busca la vida. Todos pertenecemos al fin y al cabo la clase trabajadora y somos camaradas en la misma lucha, frente a la mano invisible del opresor solamente cabe unidad de acción. Un trabajador es siempre un trabajador. Hoy en día, más que nunca, debemos ser capaces de identificarnos como tales y saber que claro que siguen existiendo distintas clases sociales, los que controlan el capital y las fuerzas del trabajo y los sometidos a sus dictámenes.

Película: Recursos humanos


Título original: Ressources humaines
Año: 1999
País: Francia
Director: Laurent Cantet
Guión: Laurent Cantet, Gilles Marchand
Fotografía: Matthieu Poirot-Delpech
Reparto: Jalil Lespert, Jean-Claude Vallod, Chantal Barré, Véronique de Pandelaère, Michel Begnez, Lucien Longueville
Productora: Coproducción Francia-GB; La Sept-Arte / Haut et Court / CNC / BBC Films / Procirep
Género: Drama | Trabajo/empleo


Sinopsis

A un joven universitario lo contratan como pasante en el departamento de Recursos Humanos de una fábrica situada en la campiña francesa. Lleno de ilusión e ingenuidad, está convencido de que sus esfuerzos servirán para que los sindicatos y la dirección alcancen un acuerdo sobre la jornada laboral. Sin embargo, pronto se da cuenta de que su trabajo está, en realidad, al servicio de una reorganización de la empresa, que implica una reducción de la plantilla.


OPINIÓN

La película demuestra que aún antes de la crisis actual, ya se perfilaban claramente varios de los problemas causantes de la misma. Concretamente aparecen reflejados la desindustrialización, la deslocalización causada por la globalización y el desmantelamiento sistemático de los sindicatos, puenteando su autoridad y desautorizándolos. Con estas medidas se prepara el terreno para que los trabajadores no tengan capacidad de reacción ante situaciones de crisis en las que peligren sus derechos laborales y sociales.

Se ve como se subvierte una conquista social, la jornada laboral de 35 horas fue un hito importante destinado a conciliar el ámbito laboral y la vida familiar, así como a crear empleo y ofrecer formación continua. El capital por medio de todos los agentes y fuerzas a su alcance se apresto rápidamente a instrumentalizarla, básicamente para hacer trabajar más a la clase obrera y pagar menos, cuando no despedirlos directamente alegando la inviabilidad de la empresa. Además, en España similares medidas se utilizan para eliminar las horas extras u obligar a trabajar en negro, eso antes de reducirles la jornada directa y arbitrariamente.

El idealismo de un estudiante choca con la realidad social, tanto de los patronos como de los sindicatos. Se apela mucho a la ecuanimidad y a la necesidad de lograr una buena sintonía y un dialogo en la que ambas partes se esfuerce en la consecución de objetivos utilitarios. Pero no existe tal buena voluntad, pues el capital solo se muestra interesado en sus propios objetivos monetarios. Por supuesto, no les interesan las confrontaciones ni las huelgas, pero su respuesta es clara, hará lo que más le convenza, aunque signifique eliminar todos los puestos de trabajos. La liberalización del despido y la reforma laboral les han facilitado mucho la labor, permitiendo el despido libre o eres que ya no hacen falta justificar demasiado, es un cierre patronal legal.

También es cierto que en ocasiones los sindicatos se muestran poco receptivos y muestran actitudes ambiguas que diluyen la unidad sindical, o bien son demasiados radicales e intransigentes o demasiado colaboracionista, incluso obsecuentes. Pareciendo que solo siguen sus propios intereses para mantener el status quo de una élite sindical y no pareciendo preocuparse realmente por las cambiantes necesidades de los trabajadores. Esto provoca una gran desafección entre sus posibles afiliados, junto con la precariedad laboral les ha restado muchos apoyos y eficacia resolutiva como agentes sociales.

Otra cosa interesante que encontraremos en este film, es el conflicto de clases tan activo como siempre. Mostrando la separación entre los ejecutivos y la clase obrera. Se puede observar como algunos trabajadores parece que se avergüenzan de la clase social a la que pertenecen y solo esperan lograr transcender de la misma, logrando de este modo el ingreso en la anhelada clase media o dirigente, si no para sí mismo para sus hijos. Otros trabajadores asemejan afectados de un aire de derrotismo y de inevitabilidad, se les nota la falta del sentimiento de pertenencia a un colectivo. El film nos habla de un tiempo pasado, no demasiado lejano, en el que se crio el protagonista, donde este colectivo representado por el comité de empresa era parte integrante de la vida de los trabajadores, tanto fuera como dentro de la empresa, organizando muchísimas actividades que implicaban a los obreros y a sus familias.

Curiosamente el protagonista ya se ha visto obligado a pedir un crédito para lograr terminar sus estudios, es esta pues una crítica velada a la situación de la universidad.

El joven estudiante está en sus prácticas de fin de carrera y no acaba de encajar ni en la clase en la que nació ni tampoco a la que sus estudios le abocan a pertenecer. Me recuerda a Étienne, protagonista de Germinal, la genial novela de Zola con el que esta película no deja de presentar ciertas similitudes. Al igual que en este libro también se despide con un punto y seguido, donde el protagonista deja la lucha obrera de las provincias para volver a Paris, allí le aguardan nuevos retos más acordes con su intelecto.

La obra nos ofrece una completa reflexión sobre un tema muy candente e importante. Acompañas al protagonista en todo momento, toda la acción se articula en torno a él. Visualmente está narrada con un tono casi documentalista que aporta veracidad. Nos hace concentrarnos en el propio núcleo de la historia y no en el efectismo de las imágenes, aportando un aire atemporal. Cine social y comprometido que entronca directamente con el estilo cinematográfico de Ken Loach, en la mejor tradición del cine de denuncia social europeo.

Película: El taxista ful


Título original: El taxista ful
Año: 2005
País: España
Director: Jo Sol
Guión: Jo Sol
Música: Jalea Real
Fotografía: Afra Rigamonti, Jordi Solé
Reparto: Pepe Rovira, Marc Sempere, Marcos Rovira, Santiago López Petit, Marina Garcés
Productora: Zip Films
Género: Drama

Sinopsis
José R. desarrolla su rutina de conductor de taxi por las calles de Barcelona. Su vida sería igual a la de cualquier taxista de 52 años, de no ser porque los taxis que conduce son robados. José roba para poder trabajar.



OPINIÓN

Esta película se nos presenta en el formato de un falso documental, un poco al estilo de autores como Michael Moore, está basado en una historia real. A partir de esta premisa se desarrolla un relato descarnado y objetivado, donde realidad y ficción van de la mano, pues lo que nos cuenta es autentico con personajes reales y vivos, aunque sea dramatizado toda la historia.

La historia de José es la de tantos otros trabajadores que buscaron una vida mejor e integrarse en el sueño que vende nuestra sociedad consumista. Ante la desesperación del paro y la impotencia que produce el rechazo a los que fracasan. José buscó una solución propia y diferente, hacer uso de taxis para trabajar ilegalmente. Se incautaba de ellos considerando que era una herramienta en desuso que podía aprovechar. Para él solo era una forma más de trabajar, más allá de que fuera economía sumergida o trabajo en negro, era lo único que se podía hacer. Pero claro, nuestro sistema capitalista y las leyes que lo sustentan, son muy estrictas en cuanto a la propiedad privada. Las fuerzas policiales que lo defienden, apoyadas por las leyes por la que nos regimos, actúan contra esa ilegalidad condenando a José a una sentencia de dos años con la atenuante del evidente trastorno psiquiátrico.

El sujeto se niega a aceptar su ingreso en prisión. Busca la ayuda y el asesoramiento de grupos marginales que le ayudaran a eludir la acción de la justicia. Gente como Marc y organizaciones como “Dinero Gratis”, ofrecen instrumentalizar políticamente el caso de José, pero él no piensa que sea su actuación algo político ni tampoco se ve a sí mismo como delincuente, tan solo considera que se buscaba la vida. Al fin y al cabo, el emprendimiento y el autoempleo son valores profusamente defendidos por la ética capitalista.

De la mano de Marc descubrirá el mundo de los ocupas, que para nuestro personaje es algo bastante alienígena. José se niega a dejar de lado muchos de sus valores pequeño-burgueses. No en balde, lo que ahora está viendo pone en cuestión el sueño que le vendieron durante toda su vida. A pesar de las decepciones, los fundamentos socioeconómicos neoliberales asumidos como inmutables e ineludibles todavía marcan en muchos aspectos sus rutinas mentales. Sin embargo, como no quiere ir a la cárcel se ve abocado a intentar integrarse con estos movimientos, aunque solo sea para ocultarse de las autoridades.

José les agradece no obstante que se preocupen de él y que le ayuden y así como considera que están equivocados en muchas cosas, como por ejemplo lo de ocupar viviendas o pedir dinero gratis, también le asombra su alegría de vivir y su falta de preocupaciones y miedos. Son colectivos que viven sus vidas atreviéndose a ser diferentes y alternativos, aunque esto les convierta en marginales, alejándoles de los presupuestos fundamentales sobre los que se asientan los modos de vida convencionales. José hace lo que hace por pura necesidad e instinto de supervivencia, procurará desde el principio desvincularse de los colectivos que puedan instrumentalizarle, haciéndole perder su identidad individual. Todo esto le llevará a buscar sus propios caminos y formas de vivir.

El documental contiene interesante reflexiones sobre el monetarismo y la precariedad laboral, así como la exclusión y marginación social a la que se ven sometidos los individuos o colectivos que no encuentran su sitio dentro de los engranajes implacables de la sociedad capitalista neoliberal. Algunas notas puntuales me han llamado la atención, como las reflexiones de Marc sobre el paro, diciendo que es un instrumento de control y represión, provocado y usado por los gurús neoliberales para obligar a los trabajadores aceptar sin protestas sus imposiciones despóticas, por el miedo a perder lo poco que se tiene. José también tiene algunas reflexiones agudas y populistas, como lo de “pienso vivir hasta que me muera”, siempre precedidas por un humilde prefacio “en mi opinión”. Las ideas generales de todos los grupos involucrados pueden parecer demagógicas, pero hay que decir que ellos mismos nunca buscan imponerlas, ni convencer a nadie políticamente, tan solo mostrarlas y hacerse oír, y que cada uno elija como se quiere equivocar o acertar en la vida.

En resumen, me gusta que este documental sea valiente y diferente, aunque no se esté de acuerdo con sus ideas es equilibrado y no asume presupuestos dogmaticos, sobre todo su mayor virtud es que te presenta algunas cuestiones invitándote a pensar en ellas y reflexionar sobre diferentes aspectos de nuestra sociedad post-industrial, post-sindicalista y post-estado del bienestar.