En el negro
altar
rojo por la sangre
de un sacrificio,
un dios sin
nombre
alza en sus
garras
algo que fue humano
y ahora es despojo.
Infame
ofrenda
de la raza
maldita,
que fue antes que el hombre.
Infernal
escena
de maldad
tan plena,
que quien la
contempla
su mente
condena.
Ya solo
podrá rogar
que los
antiguos
jamás nos
vuelvan a encontrar.
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